Mi abuelita, doña María Ruelas de Michel. |
María Ruelas era su nombre. Había nacido en Autlán de la Grana, Jalisco, por allá de 1880, y se casó ahí mismo, en 1899, con mi abuelo, Fidencio Michel, dueño de un rancho, una casona, muchas cabezas de ganado bovino y porcino y cientos y cientos de hectáreas de terreno (cuenta la leyenda familiar que sus tierras llegaban hasta Barra de Navidad, en plena costa jalisciense, y que jamás llegó a conocerlas todas). Ahí mismo, en Autlán, tuvieron a sus trece hijos, siete hombres y seis mujeres, de los que Rebeca, mi mamá, fue la última. Nació el 10 de enero de 1922.
De muy pequeño, yo le decía Mamá Mimi (y a mi abuela paterna, doña Guadalupe Ayala de García, de quien ya escribiré más adelante, le decía Mamá Pipi).
Mama Mimi y yo, a fines de 1955. |
“Para mi nieto Hugo, que aprendió conmigo las letras y los números. Con todo mi cariño. María Ruelas de Michel”.
Leí ese novela, una y otra vez, durante varios años. Ya escribiré también un texto completo acerca de la misma, un relato un tanto cursi, visto desde la perspectiva actual, pero muy bellamente redactado y con momentos en verdad conmovedores, Es sin duda uno de los libros que me marcaron para siempre. Debo decir que aún lo conservo, con todo cariño y con los mejores y más dulces recuerdos de mi abuela María, Mamá Mimi, quien falleció cuando yo tenía ocho años, en 1963, a sus ochenta y tantas primaveras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario