Último día
de clases. Último día y, por ende, quizá la última oportunidad de conocer a
aquella diva. A la hora de la salida, un amigo me instó a hablarle, pero no me
atreví. De pronto, me abrazó por los hombros y me hizo girar ciento ochenta
grados. Lo que vi entonces fue impresionante. Frente a mí estaba ella, Leyla,
acompañada por dos amigas.
-Te
presento a Hugo -dijo mi cuate.
Aterrado,
me sonrojé como nunca y sólo atiné a decirle que había escrito una obra de
teatro (en realidad sólo era el primer acto) y que me gustaría que ella
interpretara el papel principal. Sonrió amable. Me dijo que le pasara una
copia. Se despidió. Y se fue.
Jamás la
volví a ver. Nada supe de ella. No tuve manera de localizarla. Supongo que se
habrá casado con un hombre rico. Tal vez tuvo varios hijos y hoy es una señora
gorda de cincuenta y cinco años. Aun así, si alguien la conoce, díganle que
todavía conservo la obrita teatral y que tengo una sobrina de veintiséis años
que, en su honor, también se llama Leyla.
Pues si,mucha gente le ha preguntado, ¿te llamas Leyla, por la canción de Eric Clapton? y la verdad es que no, se llama Leyla porque a mi me encantó el nombre desde entonces, cuando me contabas de aquella niña.
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarMe encanta
ResponderEliminarHola soy Beatriz Santana hoy 11 de Nov. 11 estuve leyendo tus memorias, íba en la sec. contigo, me pude identificar en muchos cosas y es muy amena tu conversación.
ResponderEliminarwowwwwwwww que hermoso,porque esos amores son inolvidables?
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