En el
olímpico año 68, yo tenía escasos trece años, cursaba el segundo de secundaria
y viví el movimiento estudiantil de manera más o menos indirecta. Mi hermano
Sergio y mi primo Javier iban a las manifestaciones y este último incluso
estuvo arrestado un par de días. En la secun (oficial) se nos dijo un día que
los estudiantes querían tomar las instalaciones y hasta preparamos una defensa
de las mismas (chale).
Como yo era
asiduo lector de Los Supermachos de Rius, simpatizaba con el movimiento. Me
enteré del tlatelolcazo al día siguiente, por los diarios, pero sin comprender
la magnitud de la masacre. Luego vinieron los Juegos Olímpicos y como casi
todos, me clavé en las hazañas del Tibio Muñoz y el sargento Pedraza y en la
gracia y belleza de la gimnasta rusa Natasha Kusinskaya.
Así se me
fue el 68. Ya luego entraría en la dinámica del 2 de octubre no se olvida,
gracias a mi militancia de izquierda. Hoy sólo me queda decir que aparte de la
matanza de Tlatelolco, en esa fecha se festeja también el día del Ángel de la
guarda, ése que nos tiene tan abandonados.
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